Los dictadores se ensañan con el libre pensar. Más allá de los casos históricos, preocupa uno que sobrevive a toda depuración progresista. Un General, solapado y corruptor, se infiltra aún entre las filas de los antimilitaristas. Hace estragos en muchas inteligencias, en saberes esforzadamente cultivados, en afirmaciones doctrinarias, manuales, y tratados, discursos de barricada y clasificaciones sustentadoras de doctrinas y militancias políticas. Se deleita en llevar al fracaso a inteligencias, vocaciones y esfuerzos. Muy pocos pensadores han podido librarse de las trampas que les tiende, a cada paso, el perverso General… izar.