Cuando los jueces probos e independientes, por impartir justicia fundada en la ley y en su desprejuiciado leal saber y entender, son expuestos al examen de los infames o ineptos, la salud de la República queda seriamente comprometida, en tanto la suerte de cada justiciable emigra del territorio de la legalidad hacia el cambiante discrecionalismo de los marginales del Derecho. La inquisición, los Procesos stalinistas, los tribunales revolucionarios, el buzón veneciano para las denuncias anónimas, las cortes fascistas, las venganzas políticas de todo tipo y los jurados dominados por el prejuicio son desgarradoras lecciones que la historia da a quienes quieran enterarse. Anatole France, en obra famosa, describe lo que pasa cuando Los dioses tienen sed y, entre nosotros, ya en 1939 y por lo tanto antes que Discépolo disecara al siglo XX en su popular tango Cambalache, el poeta Francisco F. Gorrindo nos viene advirtiendo que crucificado te vas a ver, por la moral de los demás, en este Gólgota cruel, donde (hasta ) el más villa va de juez.