Simón el Mago, con la ayuda satánica, se había elevado por el aire. Sin embargo dos apóstoles lo vencieron con su rezo. La caída fue obra de la plegaria, pero no creo justo desconocer la participación de la Ley de la gravedad. Pero tal aclaración no autoriza, anacronismo mediante, a calificar a Newton como teólogo.