Destino

Una tarde cualquiera descubrí tu figura
que es un poco mundana, pero al fin virginal,
con tu tallo tan frágil, con destino de altura,
que te trajo desnuda del país vegetal.

Las raíces que ocultas en tu tiempo de sombra
te alimentan ausentes con el pan mineral,
y al rezar a la santa del color que te nombra
presumías plegarias en tu propio misal.

Y fuiste mensajera, vegetal aventura
para decir silencios, para callar locura,
en los tiempos felices del compartido amor.

Y por fin encontraste en la olvidada lectura
del libro más querido, mortaja y sepultura,
al dejar en las hojas tu perdido color.