Estaba entre los dos. Agazapado.
Al acecho de un cargo de conciencia,
palpándole rubor a la inocencia
sorprendida en litigio inesperado.
Entre burlas y olvidos, desbocado,
se presenta con gestos de impaciencia,
Ironías y gritos. Reticencia.
En tiempos de explicar, ensimismado.
Maduran los reproches, las sevicias,
que el rencor ya registra en un prontuario
con el prolijo oficio de un notario.
No comparten secretos, ni caricias,
y el desamor consuma el desapego
cual lazarillo cruel. Amor es ciego.