El Juglar

Mi fatiga es el andar peregrino
y mi sed el mal gusto por la ausencia
de aquel canto que tuvo la ocurrencia
de perderse en tabernas del camino.

Ten paciencia Milord, pues adivino
que mis versos vendrán sin consistencia,
si no logro encontrar antes la esencia
que dormita en el fondo del buen vino.

El duende que el laúd guarda escondido,
en cuanto escancie el líquido sonoro
sugerirá canciones en mi oído

Y aunque sea fugaz, da por perdido
tu poder, tus amores y hasta el oro,
pues serás uno más haciendo coro.