El mendigo

Por ser la caridad virtud cristiana,
algún antepasado con talento,
nos delegó esta forma de sustento
que sabe desnudar al alma humana

Y ese ardid engendró la caravana
del fingido dolor, del paso lento,
de las abiertas llagas, del lamento
que llamará a la fe, cada mañana.

A veces tu moneda nos incita
a desconfiar del don, mi buen amigo,
ya que tu falsa ayuda, nos imita.

Astuto camarada, ven conmigo
que mi limosna tu alma necesita.
No simulemos más, entre mendigos.