¿Dónde estará el audaz filibustero
que prodigaba el crimen por los mares,
con la cabeza oculta en los lunares
de su pañuelo tosco y marinero?
No sé si por buscar, aventurero,
de algún perdido lar, los lupanares,
se hundió con sus tatuajes y collares,
y entre corales duerme prisionero.
Defenderá, tal vez, su calavera
algún bastión corsario. Su constancia
confundirá la muerte verdadera.
O acaso lo proteja mi manera
de no poder vencer tanta distancia,
y navegar con él, como en la infancia.