Arquitecto fatal. Débil valiente.
Por consumar tu crimen sin salida,
no podrás regresar. Torpe homicida.
Moribundo precoz, mal delincuente.
Y tampoco sabrás, hombre impaciente,
oscuro desertor, alma caída,
si esa muerte ya estaba decidida
o te esperaba alguna diferente.
Igual que Prometeo, sufre el yugo
del fatal alimento que es tu herida,
pues tal vez nunca acabe tu mendrugo.
Del brazo, paradoja del suicida,
un triste criminal y su verdugo
se marchan al silencio, con tu vida.