En un rincón del Louvre me espera un viejo Rey,
columna de basalto, monarca mineral.
y en signos ancestrales las Tablas de la Ley
que dan a la venganza su canon talional.
El Rey de Babilonia, viciosa capital
de jardines colgantes y del sagrado buey,
grabó el talión en piedra, tarifa racional
del crimen y el castigo, para toda su grey.
Por el daño sufrido deberá la venganza
como final del trueque de la herida pendiente.
subirse a los platillos de la justa balanza,
Cual espejo del crimen el castigo lo alcanza
Y Hammurabi recibe de cada pretendiente:
ya un ojo por el ojo, ya un diente por el diente.