Si no fuiste inmortal, como presiento,
primerizo serás para tu muerte.
Seré la comadrona en esta suerte
de oscuro y regresivo alumbramiento.
Repliégate en tu ombligo, primo asiento,
pues vuelves a la Nada, donde inerte
serás el viejo origen que se invierte
hacia el polvo final que espera el viento.
Has de sufrir en esta despedida,
como al nacer. Por su misión macabra,
es mi segur, un arma aborrecida.
Mas, cuando el hacha la garganta te abra,
podrás ver el reverso de la vida
en la raíz de tu postrer palabra.